SUS VALORES

 

 

Los territorios corcheros son exclusivos de una parte muy concreta del Mediterráneo Occidental. Los bosques alcornocales y el corcho sólo se encuentran en siete países del mundo: Portugal, España, Francia, Italia, Marruecos, Argelia y Túnez.

Estos territorios gozan de un entorno de calidad, de un patrimonio cultural rico y ofrecen la posibilidad de realizar múltiples y diversas actividades.

PATRIMONIO NATURAL

Los paisajes corcheros son destacablemente ricos en relación a flora y fauna, con unos índices de biodiversidad superiores a los de muchos otros ecosistemas. La presencia de especies en peligro de extinción y una rica avifauna, los convierten en un gran atractivo para los naturalistas.
No nos debe extrañar su elevada biodiversidad si tenemos en cuenta que su área de distribución tiene características climáticas muy distintas y un relieve bastante variable en todo el Mediterráneo, entre otros factores que otorgan diferencias en el grado de madurez del bosque, su estructura o la presencia de determinada fauna endémica.
Las especies más emblemáticas y conocidas que habitan estos territorios en cuanto a fauna son el ciervo de Berbería (Cervus elaphus), el águila real (Aquila chrysaetos) y el lince ibérico (Lynx pardinus). Por lo que respecta a flora, destaca el arbusto conocido como ojaranzo (Rhododendron ponticum ssp. baeticum).

 

La presencia y conservación de los alcornocales supone unos beneficios ambientales para nuestro entorno inmediato y para el planeta:

Reduce el riesgo de incendios:

El alcornoque es muy resistente al fuego gracias a la protección que le proporciona la capa de corcho que lo rodea y a su rápida y alta capacidad de rebrotar.

 

Es una reserva de biodiversidad:

La pérdida de biodiversidad es uno de los estigmas de nuestro tiempo contra el que debemos luchar en beneficio, a largo plazo, de toda la humanidad. El alcornocal es, precisamente, muy diverso y alberga una gran riqueza biológica.

Frena la desertificación:

La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde su potencial de producción, principalmente por causas antrópicas. Los principales factores de desertificación son la destrucción de la cubierta vegetal, la erosión del terreno y la falta de agua. En muchos lugares, el alcornocal constituye una verdadera frontera con zonas de suelos empobrecidos.

Tiene un papel relevante en el ciclo del agua:

El efecto de las copas, el sotobosque y la materia orgánica del suelo frenan el agua de la lluvia y, además de mitigar su efecto erosivo, facilita que el suelo pueda absorber más, lo que significa un factor favorable a la alimentación de los acuíferos con agua que, sin esa vegetación, se perdería por escorrentía.

Retiene CO₂ contribuyendo a frenar el cambio climático:
En el caso del alcornocal, cuanto mejor gestionado esté, más elevada será su tasa de fijación de hidrógeno de carbono. Para generar la capa de corcho, el alcornoque debe absorber una cantidad de CO₂ adicional. Así, según el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal de Extremadura, un alcornocal bien gestionado retiene 6.200 kg de CO₂ por hectárea y año, frente a los 3.600 kg de un alcornocal en el que no se realiza ningún tipo de trabajo, o los 2.200 kg que, de media, fijan los bosques reforestados en España.

PATRIMONIO CULTURAL

La vitalidad del medio rural vinculado a la industria corchera permite ofrecer experiencias singulares ante un mercado turístico que valora crecientemente la autenticidad de las propuestas.

El alcornocal es un espacio en el que hombre y naturaleza han tenido una antigua, intensa y productiva relación.

Pueden ser elementos de interés para el visitante:

La gestión forestal orientada a la producción del corcho, especialmente la saca o descorche.

La saca es el proceso que se realiza al árbol para la extracción del corcho. No causa ningún impacto negativo y, por supuesto, no requiere la tala del alcornoque. Se realiza por medios manuales y no requiere maquinaria específica, sino conocimientos y técnica.

Las dehesas,

como modelo de desarrollo sostenible y paisaje emblemático.

Otras actividades forestales:
el carboneo, la caza, la apicultura y la recolección y aprovechamiento de distintos productos como setas y hierbas medicinales o aromáticas.
La arquitectura rural:
elementos de piedra seca, acequias, molinos, pozos, abrevaderos, cortijos, barracas, etc.
Otros elementos intangibles:
mitos, rutas históricas, creencias, leyendas, canciones, danzas, lengua, costumbres y formas de vida.

En relación al patrimonio urbano, el desarrollo de la industria corchera ha marcado profundamente el carácter de los municipios corcheros a partir del siglo XVII. La industria corchera debe su existencia a la fabricación y comercialización del tapón de corcho, y su actividad económica fue muy importante para un número elevado de municipios durante el siglo XIX y principios del XX. Hoy en día se ha transformado en una industria competitiva que produce bajo criterios de alta calidad.

Por ello, ha dejado y continúa dejando su rastro en la arquitectura, la literatura, la música, los personajes históricos o, simplemente, en la vida cotidiana de las personas del lugar.

Para descubrir todo este patrimonio, los municipios corcheros cuentan con equipamientos culturales y elementos de interés que podemos sintetizar en:

 

  • El trabajo conjunto entre Museos y Centros de Interpretación Corcheros.
  • El patrimonio industrial.
  • Las tramas urbanas con edificios singulares.
  • Las visitas a fábricas y talleres artesanos que trabajan el corcho.